Escribe: Gustavo Antúnez.
Ahora que nos preparamos para votar el domingo, cada quien con su decisión tomada, con la credencial y las hojas de votación en la mano, es interesante detenernos por un momento para pensar en todo lo vivido y lo que viene, lo que somos y lo que nos proponemos. Después de todo, cualquiera sea el resultado de la interna, somos el Frente Amplio, desde hace un cuarto de siglo la fuerza política más importante de este país y muy posiblemente, por añadidura, la que tenga la responsabilidad de formar el próximo gobierno. Es decir, más allá de las discusiones y las dificultades, al margen de los matices y las discrepancias, todas y todos tenemos un propósito superior y prioritario. Lo que importa de verdad es el viaje.
Después de recorrer decenas de miles de quilómetros por todo el país, de hablar en infinidad de actos y reuniones con cientos de miles de personas, aparte de debatir públicamente sobre muchos temas, luego de escuchar los planteos e inquietudes de mujeres y hombres a lo largo de los últimos meses, Carolina y Yamandú coincidieron, de manera espontánea y sin afán propagandístico, creo que nadie se propuso que así fuera, en una frase que no tiene nada de eslogan, sino que es más bien una consigna: “a cambiar la realidad”.
Con estas palabras Carolina y Yamandú nos convocan a una tarea, no nos dicen que ellos van a cambiar la realidad, porque “cambiar está bueno” o porque tienen la fórmula para solucionar todos los problemas, como nos prometieron cinco años atrás; más bien nos señalan que los cambios que es necesario encarar no se hacen solos, hay que hacerlos y para conseguirlo tenemos que estar dispuestos a hacer lo que nos corresponde. A veces simplemente votamos y luego esperamos que las autoridades hagan, como por arte de magia realidad todos nuestros sueños. Pero en verdad si queremos cambiar la realidad, los primeros que tenemos que cambiar somos nosotros. Cada una y cada uno en la medida de su responsabilidad, no es lo mismo un dirigente, un legislador o una autoridad de gobierno que las y los ciudadanos comunes. Cada quien según sus posibilidades, todas y todos tenemos algo para aportar desde nuestro lugar y sea mucho o poco, todo es necesario.
Pues bien, hablemos de una agenda de temas que tenemos que plantear, aunque la derecha en campaña no está muy interesada, sabiendo que sin perjuicio de su complejidad, es necesario hacer que estos temas sean pensables y discutibles ampliamente en el espacio público. Necesitamos proteger y promover la estabilidad, no solamente tener una tasa de inflación baja, sino un ambiente general de inclusión y oportunidades. Hace falta una nueva estrategia de crecimiento con justicia social, para que todas y todos obtengan beneficios, no solo la quinta parte acomodada de la población. Importa profundizar la diversificación de la matriz productiva y la sustentabilidad ambiental. Es urgente replantear la estrategia de inserción internacional en un mundo inflamable y una región balcanizada. Hay que expandir y modernizar todo tipo de infraestructuras. Necesitamos recuperar la vocación reformista del sistema de educación, con la imprescindible participación de docentes, estudiantes y la comunidad. Porque es urgente trabajar en una mayor y sistemática calificación de la gente, especialmente las y los rezagados. Al mismo tiempo debemos consolidar, financiar y potenciar el sistema de investigación e innovación. Tendremos que implementar una fuerte acción para atacar los factores que generan vulnerabilidad social, fortalecer la trama social, la cohesión y la convivencia. Necesitamos volver a hablar de reforma del Estado y ver con cuidado el tema de la calidad del gasto público. Y debemos hacer un esfuerzo para promover y expandir la calidad de las instituciones democráticas.
Después de cinco años de jolgorio multicolor la tarea es enorme, quizás más compleja y desafiante que la que vivimos en 2005. Pero no queda otra, ya hemos perdido demasiado tiempo que no podremos recuperar. El domingo de noche, luego que las urnas sean abiertas y los votos sean contados, conocerenos el mandato del pueblo frenteamplista para encarar el proceso que nos llevará hacia las elecciones nacionales del 27 de octubre y si fuera necesario a un balotaje el último domingo de noviembre. Ya dijimos y demostramos que estamos dispuestos a encarar el desafío, ahora es momento de refrendarlo en las urnas, hagamos una gran votación el domingo, el primer paso para cambiar la realidad.
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