Escribe: Gustavo Antúnez.
El proceso de unidad de las fuerzas sociales y políticas del campo popular que dio lugar a la creación del Frente Amplio viene de lejos, de finales de los años cincuenta del siglo pasado. Fue al calor de la lucha por la Ley Orgánica de la Universidad en 1958 con un gran avance en términos de unión entre estudiantes y trabajadores. Luego en 1960 llega el llamado del partido Comunista a la unidad de un gran frente opositor, por aquellos años surgieron dos frentes de fuerzas progresistas y de izquierda, el Frente izquierda de Liberación y la Unión Popular que supusieron otro avance, aunque todavía no suficiente. El paso siguiente llegó en 1965 con el Congreso del Pueblo y en 1966 con la unificación de todas las organizaciones de las y los trabajadores para crear la CNT. Mientras que en el terreno político un proto Frente Amplio ya actuaba en el Parlamento desde 1968 enfrentando a la democracia autoritaria del presidente Pacheco Areco. A partir de 1970 se producen varias rupturas en los partidos tradicionales, hasta que en 1971 dirigentes del movimiento Por el Gobierno del Pueblo y del partido Demócrata Cristiano acuerdan la creación de un Frente del Pueblo y llaman a crear un Frente Amplio, que finalmente vio la luz un día como hoy hace cincuenta y dos años.
No es ninguna novedad para el Frente Amplio el hostigamiento y el ninguneo de las derechas, en febrero de 1971 la instalación de la nueva fuerza política provocó distintas reacciones, por ejemplo el diario “El Día” publicó el domingo 7: “durante la semana que acaba de finalizar, no se produjeron novedades de entidad en el ámbito político.” Al día siguiente el diario “El País” decía: “al revés de los tres mosqueteros que eran cuatro, las 22 fuerzas del mentado frente son apenas 13, una más que los apóstoles y que estos nos perdonen la comparancia.” Mientras el diario “Acción” fustigaba al nuevo movimiento tildándolo de “colcha de retazos de gente e ideas que no tienen nada que ver entre sí”, y el día 12 “El País” opinaba que su más aberrante característica es que: “intelectuales, cristianos y demócratas (…) le sirven de punto de apoyo al comunismo en su pretensión de escalar al poder.” Pues los comunistas: “cuando integran un frente, por lo general, terminan dominándolo, como hicieron en España, Francia, etc.” Por no mencionar los innumerables hechos de violencia producidos contra militantes y organizaciones de izquierda al menos desde la década del 50. Fueron años muy duros para las y los luchadores sociales y políticos que forjaron esa unidad.
A partir de junio de 1973 la dictadura civil y militar se propuso exterminar al Frente Amplio y a sus organizaciones e incluso a sus militantes usando cualquier método, todas y todos conocemos esa historia y también sabemos que no lo consiguieron. A fines de los 70 y comienzos de los 80 el Frente Amplio estaba allí y fue parte fundamental de la salida de la dictadura. A partir de 1985 desde el dificultoso y problemático inicio de la democracia tutelada comenzó otro complejo proceso de construcción de unidad que conduciría, luego de veinte años, a la creación del Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría que alcanzó por primera vez el gobierno nacional el 31 de octubre de 2004. Ese tampoco fue un proceso fácil, en realidad nunca fue fácil, como tampoco lo es ahora.
Traigo este relato escrito así, esquemáticamente, para valernos de la celebración del 52° aniversario del Frente Amplio como recordatorio de que, pese a la enorme distancia que nos separa de los años 60 y 70, aún de las diferencias con los años 80, el gran desafío planteado aquí y ahora, “otra vez de nuevo”, como diría Seregni, es la construcción de la unidad de todas y todos los integrantes de las organizaciones sociales y políticas del campo popular, a quienes hay que sumar a las y los postergados por el modelo regresivo y excluyente de las derechas coaligadas que hoy ocupan el gobierno. Como en 1971 con el nacimiento del Frente Amplio, o en 1989 unidos por el voto verde, o en 1994 con el Encuentro Progresista, o en 2004 con una Nueva Mayoría para hacer un país productivo y de crecimiento con justicia social. Es posible que este enorme desafío de superar la malaria multicolor sea, al fin y al cabo, la mejor manera de celebrar un nuevo aniversario del Frente Amplio. En movimiento, la resignación y la indiferencia presentadas como única postura realista ante un presente demasiado complejo para ser comprendido por la ciudadanía es el mensaje al servicio del mantenimiento del orden neoliberal/conservador. Pero, ahora mismo, la imaginación colectiva parece integrar el rechazo del fatalismo y el deseo de imaginar otras visiones, otros horizontes con confianza, orgullo y alegría.
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