La sociedad sitiada

Escribe: Leonardo Galante.

Mientras el presidente Lacalle Pou aumenta su patrimonio personal en un 60% y se compra una moto por 55 mil dólares y lo multan, el país presenta índices delictivos y de pobreza infantil escandalosos. La ciudadanía asiste a un panorama escabroso con un país que está a la deriva. Casi el 30% de los hogares uruguayos vivieron algún tipo de robo o ataque violento. Este análisis se desprende de los datos recogidos por la consultora Cifra, donde queda en claro que 3 de cada 10 hogares uruguayos vivieron un robo o ataque violento en el último año. En Montevideo, el 38% de los hogares fue víctima de algún asalto y en el interior fue el 24%. En el último año se observa cierta estabilidad en la capital y un crecimiento grande de la violencia delictiva en el interior, donde el índice trepa de 16 a 24%”. El estudio indica que un 13% de los uruguayos fueron víctimas de robos en sus casas, mientras que el 22% lo fueron en la vía pública. Estos porcentajes sumados dan más de 29%, y esto se explica por las personas que fueron víctimas de ambos tipos de delitos. El número de delitos en 2024 es de 29%, dos puntos más que la cifra que se registraba en 2019.

Y mientras la violencia delictiva crece exponencialmente y la pobreza infantil arroja cifras escandalosas, se divulgó un dato que causa estupor. La Junta de Transparencia y Ética Pública divulgó la última declaración jurada del presidente Luis Lacalle Pou, presentada el 22 de marzo de este año, en la que se observa, si se compara con el primer documento de este tipo firmado por el mandatario en 2020, su patrimonio aumentó un 60% desde que asumió el cargo. En esta ocasión, Lacalle Pou declaró un patrimonio neto de 23.127.616,20 pesos (597.331,91 dólares a cotización actual), compuesto por activos con un valor total de $32.976.983 (U$S851.717,87) y una deuda hipotecaria de $9.849.366,84 (U$S254.385,97). Si se compara con la primera declaración jurada, hecha a poco de haber asumido, su patrimonio creció un 60,9%, los activos 90% y el monto total del pasivo, 230%. En esta última declaración se ratifica que Lacalle Pou vendió su antigua casa de «La Tahona» por 550.000 dólares. A su vez, se muestra que posee actualmente el 100% de un inmueble valuado en 674.300 dólares, a la cotización actual. En el inciso vehículos se destaca a su vez que en 2023 compró una moto Harley Davidson que tiene un valor actual de casi 55.000 dólares. Según la documentación presentada, el sueldo actual del presidente es de 526.000 pesos uruguayos. Las declaraciones juradas que presentó tanto el presidente Lacalle Pou ante la Jutep, y de quien fuera su cónyuge, Lorena Ponce de León, siguen dando que hablar. El patrimonio de ambos creció considerablemente, pero ella superó las cifras de su expareja. Lorena Ponce de León mantiene separación de bienes con el presidente Lacalle Pou. La lectura de su declaración jurada presentada ante la Jutep, permitió conocer que la ex primera dama, logró multiplicar casi por dos su patrimonio en tan sólo cuatro años. Lorena Ponce de León declaró en el 2020 un patrimonio de 14.898.000 pesos, unos 354.714 dólares al valor de ese año. En 2024 su cifra se disparó y supera a la declarada por Lacalle Pou. El patrimonio de Ponce de León fue declarado en aproximadamente 25.000.000 de pesos, lo que supone unos 650.000 dólares. Según lo que consta en la documentación presentada, la ahora “emprendedora”, manifestó que gana 140.000 pesos mensuales. Mientras esto ocurre con los ingresos del presidente y Loli, Uruguay es de los países de la región donde la desigualdad es más alta que antes de la pandemia. Las cifras de pobreza y desigualdad dejan en evidencia el fracaso de las políticas del gobierno que no adoptó medida de peso para reducir las gigantescas brechas sociales y económicas que atraviesan a la sociedad uruguaya. Cabe recordar que el 1% más rico gana la misma cantidad de ingresos que el 50% más pobre de los uruguayos.

La imagen de la derecha y sus principales figuras y referentes se deteriora día a día. En la valoración de la realidad política actual la opinión pública sigue consolidando la idea de un giro ideológico en el gobierno para los próximos cinco años, cuando el país está en la recta final de cara al inicio del ciclo electoral de octubre. La elección interna que define a los candidatos de cada partido político a la presidencia, será la última frontera para definir el panorama electoral uruguayo. En ese escenario un reciente estudio de la consultora Nómade, concluye que el ex intendente de Canelones y precandidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, es el mejor candidato para ganarle a la coalición de gobierno que encabeza Luis Lacalle Pou. Según el trabajo, siete de cada 10 personas encuestadas opinaron que “Orsi es el mejor candidato para ganarle a la actual coalición de gobierno”, y en particular a Álvaro Delgado, quien lidera las encuestas en las internas del partido Nacional. Tres de cada 10 consideran que la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, es la mejor candidata para lograr el triunfo en las elecciones de octubre. En este sentido, se señala que para las internas Orsi tendrá el 54% de los votos, Cosse el 41% y el intendente de Salto, Andrés Lima, el 2%.

Y el panorama electoral de cara a la crucial elección de octubre confirma una vez una tendencia en la intención de voto de la ciudadanía muy clara. Con respecto a la primera vuelta de octubre, la encuesta señala que el Frente Amplio tendría el 46,5% de los votos, el partido Nacional el 32%, el Colorado el 4,7% y Cabildo Abierto el 2,4%, el partido Independiente casi 1% y otros, 6%. Si las elecciones presidenciales fueran este domingo el Frente Amplio recogería el 45% de los votos frente al 32% del partido Nacional, según un sondeo realizado por la consultora Cifra. La totalidad de los partidos de la coalición de derecha sumados tienen una intención de voto de 43%. Una cifra que se mantiene constante en el último año. En la intención de voto para los partidos de la derecha, el partido Colorado tiene un 7%, Cabildo Abierto 3% y el partido Independiente 1%. Aún se registra en el sondeo un 12% de indecisos.

La arrogancia, los desbordes y las malas decisiones comienzan a romper el cerco de la derecha. La ciudadanía está muy cansada y abrumada por la crisis social y económica que afecta a cientos de miles de compatriotas. Sitiada pero no acorralada, ni mucho menos vencida, la ciudadanía (el abajo) se mueve y cuando eso sucede a la derecha se le desfonda el piso. Aires de cambio, de libertad recuperada soplan a lo largo y ancho del país.

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En otras palabras

Cuando la esperanza falla, renace la nostalgia por los aventureros desilusionados, así aparece la derecha con su resignada posverdad, el fin de la historia o de las ideologías. Políticos o editorialistas, las y los autores e ideólogos pertenecientes a esa tradición se suelen mostrar muy críticos con un proyecto que los desafía, y lo desprecian porque está demasiado sujeto a las aspiraciones sencillas y conformistas de la multitud.
Su romanticismo profundamente conservador, no ofrece ningún futuro deseable, porque ese no es su objetivo. En realidad su tiempo ideal es algo parecido a los enloquecidos años noventa.
Entonces van por la vida con ese estilo canchero, desacomplejado, notoriamente preocupado pero valientemente desinhibido, hacen frente al desencanto de la gente con brío, aunque lamentan haber perdido la grandeza de los sueños del pasado y se atreven a hacer promesas como si no tuvieran nada que explicar. Hablan con una lucidez melancólica porque saben que no la tienen fácil y tienen la audacia de decirle otra vez a la gente lo que saben que no van a hacer. Sus temas son de candente actualidad: desprecio por la época, nostalgia por los referentes del pasado y enojo ante un presente desconfigurado; un profundo malestar ante un futuro que parece un callejón sin salida, la sensación de que todo está perdido, la convicción de que somos impotentes. Entonces traen sus conocidas propuestas que en el mejor de los casos provienen del siglo pasado, porque muchas son aún más viejas.
Aparte de los muchos problemas de la vida cotidiana, estas cuestiones de fondo son parte de las muchas razones por las que tenemos que cambiar; porque aunque a las y los representantes de la derecha multicolor no les guste tenemos la posibilidad de hacer otro futuro y es eso exactamente lo que nos proponemos hacer.

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Aquí y Ahora

A medio año de las elecciones nacionales de octubre, la encuesta de CIFRA muestra un escenario dividido. El 88% de los electores tiene decidido su voto o al menos ya expresa una preferencia por uno de los partidos que competirán.
El 45% de los uruguayos habilitados prefiere al Frente Amplio, el 32% al partido Nacional, el 7% al partido Colorado, 3% a Cabildo Abierto y el 1% al PI.
Con el comienzo intensivo de la campaña electoral, podría esperarse que algunos votantes cambiaran su decisión preliminar y optaran por apoyar a otro partido. Aunque seguramente algunos lo están haciendo, los resultados agregados muestran una gran estabilidad en el respaldo a cada uno de los partidos en pugna. En las tres mediciones realizadas en 2024 se observa que el Frente Amplio pierde dos puntos de febrero a abril –de un pico de 47% pasa a 45%– y el partido Nacional sube un punto –de 31% en febrero a 32% en marzo, porcentaje que mantiene en abril. Los otros partidos socios de la coalición siguen en 11%. Estos pequeños cambios reducen la diferencia entre los bloques de oposición y gobierno: era de 5 puntos en febrero y ahora es de 2. Se debe recalcar, además, que las variaciones registradas son pequeñas, y los cambios de apoyo de los dos bloques están dentro del margen de error de la encuesta.
Si se analiza la evolución a más largo plazo, desde comienzos de 2023, el Frente Amplio tuvo algo más de apoyo que la coalición a lo largo de todo el período. Hoy la diferencia es la más pequeña después de la que se registró justo un año atrás, en abril de 2023. También se observa que el apoyo al Frente Amplio creció desde agosto 2023 hasta febrero de este año y desde entonces disminuye dos puntos. La preferencia por alguno de los partidos de la coalición también creció desde agosto y se estabiliza en este último mes.
El apoyo a los dos bloques oscila más por región. El Frente Amplio tiene la preferencia de la mayoría absoluta de los capitalinos, aunque desde febrero baja, de 58 a 51%. Sube un punto en el interior, pero no le alcanza para compensar la pérdida en la capital.
La coalición es más fuerte en el interior del país, donde hoy el 47% votaría a algún partido que la integra, pero también ese apoyo oscila: era de 47% en febrero, y había subido en marzo al 52%, pero hoy vuelve al mismo 47% que tenía dos meses atrás. Sin embargo, compensa esa caída con una recuperación de apoyo en Montevideo: tenía apenas 32% el mes pasado y hoy alcanza el 38%.
Falta medio año para las elecciones nacionales y antes de esa fecha tendrán lugar las elecciones internas. La gente vota a un partido pero también a un candidato. Y el candidato pesa aún más para ese 10-12% que no tiene ninguna preferencia partidaria. Por eso importa mucho quién gane la interna de cada partido y cómo manejen la transición de ser precandidatos atractivos para los militantes –que son los que más votan en internas no obligatorias—a ser candidatos presidenciales que resulten convincentes para la gente más alejada de la política y los partidos.

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